Soñaba con ver el sol, con sentir la brisa acariciando mi piel, con hacer algo tan simple como pasear o dormir bajo las estrellas pero no podía, sabía que no podía.
Yo acababa de nacer cuando se decretó en mi país la cuarentena total por un extraño virus, la vida se había paralizado desde mi primer día y todo rastro de alegría parecía haber sido barrido por el miedo a la enfermedad.
En ese largo tiempo que duró la pandemia me hice mayor entre las paredes de mi casa, inicié mis estudios y descubrí la que sería mi pasión, escribir.
A pesar de lo que pueda parecer, mis historias sobre amores imposibles, dragones que eran derrotados por heroínas y mundos mágicos nunca cayeron en saco roto, porque tu les dabas vida.
Recuerdo que cada vez que publicaba mis escritos, tus vídeos interpretando los papeles de mis heroínas no tardaban en llegar, me gustaba pensar que esa era una manera de ayudarte a cumplir tu sueño.
La lástima era que nunca pude verte actuar frente a un gran público o frente a un equipo de cineastas o que nunca pudimos abrazarnos en persona.
Pero ahora que todo ha terminado y podemos sentir el sol sobre la piel, ahora que junto a cientos de personas te veo interpretar a esa guerrera que creé para ti, pienso que la espera ha merecido la pena ¿no crees?
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